La APDH manifiesta su total solidaridad con Pablo Gabriel Salinas, insultado por un genocida
Nuestro compañero se encontraba argumentando a favor de la continuidad y efectivización de los juicios, durante una audiencia virtual, contra el pedido de las defensas de los genocidas para suspender el citado. Las constantes argucias con la que demoran las audiencias, inicios y desarrollo de los juicios en busca de la impunidad biológica, ya que muchos criminales mueren antes de llegar al final de las sentencias en burocracias que se hacen interminables. No es nada improbable: en el último juicio de Lesa Humanidad de Rosario, cuatro represores no llegaron a la sentencias, eternizando la impunidad, con lo que eso significa para las víctimas de sus crímenes. Es en ese momento cuando se escucha claramente “HIJO DE PUTA” en alusión a los dichos del letrado que estaba interviniendo.
Repudiamos total y absolutamente que esa situación se haya dado, en un ataque de intimidación y amenaza que puede llegar a impedir el libre ejercicio del trabajo del abogado, quien actúa en todo momento tratando de defender los derechos de las víctimas, para que no se torne ilusorio su deseo de justicia.
Repudiamos que aún no se haya logrado investigar y detectar quien fue el disente de éste ataque, por el que cualquiera de los presentes en una audiencia seríamos seriamente sancionados
Es necesario destacar las emocionantes palabras del Pablo Salinas en su texto El honor del insulto: "Hoy 3 de julio siento que es un honor que un represor me insulte, quiere decir que lo que hago que es lo que soy, no les gusta y si no les gusta a ellos es porque honro la memoria de nuestros compañeros” , que denotan el desprecio que tenemos por ellos.
Pero sería ingenuo no ver que aún sentados en el banquillo de los acusados, jamás hablan, jamás se arrepienten y estarían dispuestos a repetir todo lo que hicieron, porque así lo manifiestan.
Ese “HIJO DE PUTA” es sólo un desliz frente a lo que serían capaces de volver a hacernos si pudieran.
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS